Me suelen preguntar si uno nace o se hace artista. En mi caso y si bien es cierto que he aprovechado todas las oportunidades que he tenido para formarme –estudié Dibujo y Pintura en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos y en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, puedo aseverar que algo había muy dentro de mí, algo que brotó cuando, con tan sólo 6 años, mi padre me llevó por primera vez al Museo del Prado y descubrí la majestuosidad de La Adoración de los Magos del gran artista barroco, Rubens, que presume una composición cual ópera, que me atrapó para siempre. Mi padre me arrastraba a ver otros cuadros de nuestra pinacoteca más famosa, pero yo no quería apartarme de él.
Juan LopezFoto principal del autor Juan López
Tras esa visita, se sucedieron innumerables más. Los conserjes llegaron a encariñarse con aquel pequeño que hacía pellas para visitar el museo, en lugar de ir a jugar a fútbol o al billar como hacían otros compañeros, y me dejaban pasar. Fue, en esas escapadas, cuando fui descubriendo otras obras que me extasiaban. A los 12 años, gocé viendo San Jorge y Santa Inés de Rubens, donde la composición a través de la forma y el color es fundamental. Las Meninas de Velázquez, La condesa de Chinchón de Goya, o las obras de Zurbarán, Rembrandt o Francis Bacon, así como otras anónimas como las pinturas de San Isidoro de León son mi fuente de inspiración.
También, me inspira el ser humano, mucho más que la naturaleza muerta, su entorno y vivencia dentro del mundo; todo lo que conlleva: miseria, bondad, maldad y, sobre todo, el cuerpo humano. Lo he llegado a descomponer tanto que simplifico lo esencial en formas.
Apasionado de la mitología, del arte, la literatura y la ópera, tuve la oportunidad de contar con un gran mentor. Mi admirado maestro en el arte y en la vida, el escultor asturiano, Sebastián Miranda, quien me eligió, en 1971, como su único discípulo cuando yo apenas contaba 15 años, y con el que pasé seis años de grandes aprendizajes y grandes conversaciones, en un momento en que la vida unía a un artista en sus últimos años y un adolescente apasionado aprendiz del arte. Con él, comencé a dibujar el cuerpo humano, a modelar; con él, pude conocer a grandes intelectuales de la época; él me enseñó de estética; a él, le confié mis sueños más profundos, y él me reveló consejos de vida, como aquel “siempre que un amigo te llame, déjalo todo y ayúdale”.
“Muchacho -como me llamaba-, me voy a morir pronto”, me dijo un día.
“Maestro, ¿cómo dice eso?”.
“La otra noche me levanté de la cama, fui al taller, y me gustó una obra mía. Cuando te gusta tu obra, es que estás en decadencia. Pídete más siempre”, me advirtió.
Aún hoy puedo escuchar este consejo y el “simplifica, simplifica”, que he intentado seguir a lo largo de mi carrera.
“El pintor es el notario de su época.
Levanta acta de la época en que vive”
– Juan López
Juan López pintandoAquí vemos al autor, trabajando en una de sus pinturas.
La trayectoria profesional de Juan López está jalonada por las siguientes exposiciones:
1978 Club de Golf de la Moraleja (MADRID) INDIVIDUAL
1979 Centro de Arte Orsini (MADRID) INDIVIDUAL
1980 Galería de Arte-Begué (MADRID) COLECTIVA
1980 Colegio Menor Claret (Don Benito-BADAJOZ) COLECTIVA
1980 Galería El David (MADRID) INDIVIDUAL
1981 Galería Zenhid (MADRID) COLECTIVA
1981 Galería Ajedrez (Chipiona – CADIZ) COLECTIVA
1982 Le Tulip Gallery (AMSTERDAM) INDIVIDUAL
1982 Galería Ingres (MADRID) COLECTIVA
1983 Galería Eureka (MADRID) INDIVIDUAL
1984 Galería de Arte Carmen Bonel (MADRID) INDIVIDUAL
1984 Salón de Otoño (MADRID) COLECTIVA
1985 Brompton Gallery (LONDRES) INDIVIDUAL
1986 Carmined Gallery (NEW YORK) INDIVIDUAL
1986 Certamen de Pintura Ciudad de Alcudia (Alcudia – MALLORCA) COLECTIVA
1986 Caixa de Pensions (Alcudia – MALLORCA) COLECTIVA